Casamiento campestre de Lu y Chapa
¿Hay una sola manera de festejar y celebrar un casamiento? Creo que hay sobrados ejemplos en las historias que comparto para demostrar que no es así.
Todavía recuerdo el día que regresaba de un casamiento en las sierras de Córdoba - de Eve y Jeff, pueden verlo aquí - en la camioneta junto a Lu y Chapa. Recién los conocía. También venía otra novia que tuve el placer de registrar - Lu y Sergio, pasen y vean - donde veníamos hablando del sueño que tenía cada una de ellas para el día se Boda. Aclaro que Eve, Lu 1 y Lu 2 (la novia que veremos hoy) son un grupo muy unido de amigas y compañeras de carrera y falta otra más al que asistí pero como invitado a su Boda hace muchos años...
Cada una de ellas tenía una mirada antagónica sobre su momento. Mientras una soñaba con entrar al salón con un alfombra roja y un vestido enooooorme con una coronita brillante, la otra sólo pensaba en hacer su boda en el campo con asado y empanadas. Todo fué risas en ese viaje.
Nunca me olvidé de esa charla. Claro, la primera Lu cumplió con su sueño: su vestido como soñaba y su corona brillante. Pero un par de años después, Lu y Chapa habían decidido dar el sí, y conociéndolos lo poco que los conocía, no esperaba otra forma de festejar su casamiento de la manera que lo hicieron. En algo creo que muchos le erramos: el vestido.
No pensábamos ver a Lu con un vestido tan hermoso, maquillaje y una sonrisa que le desbordaba la cara: al final, parece ser que su idea inicial de que el vestido de novia no era importante se desvaneció y la magia ocurrió. (Continúa debajo del primer bloque de fotos...)
EL Chapa - Andrés para los formales - es el Chapa. Ellos tienen una palabra que los define: auténticos. Ya los vimos en su sesión previa que hicimos juntos el día previo a su casamiento. Su boda no podía ser distinta: un casamiento estilo campestre en un lugar hermoso de las sierras de Córdoba con un cielo que se decidió nublar para darle el marco perfecto.
Algo de esta boda me recordó al casamiento de mis padres: mesas largas, sillas una al lado de la otra y personas relajadas... pensaba en todo eso mientras las editaba. Todo hecho por ellos, armado y organizado, y lo mejor: disfrutado.
Un casamiento es momento de Celebración. De alegría. De rodearse de las personas que realmente queremos tener. De locura. De charlas, abrazos, comida abundante y decidir dar el Sí convencidos de que lo hacemos porque lo sentimos y de la manera que lo sentimos.